Esta muestra de arte textil fue creada durante tres meses por un grupo de mujeres diversas, incluidas migrantes de distintos países del sur de América Latina. A través de un proceso de curaduría comunitaria, hilvanaron sus vivencias desde un diálogo sostenido que partía de sus realidades cotidianas, reconociendo cómo las desigualdades se entretejen en las intersecciones del género, la etnia, la clase y la historia personal.

En los talleres de Mi Calle, Nuestra Calle, cada puntada fue una forma de encuentro. Al desenredar hilos de distintos colores y trayectorias, las participantes construyeron un tejido común desde la ternura, la escucha y el reconocimiento mutuo. El bordado se convirtió en un espacio simbólico donde explorar el desplazamiento, la libertad y la autonomía, resignificando el pasado y proyectando juntas futuros posibles.

Métodos: Visualizaciones de ciclos, futuros participativos

Pedagogías: formación en género, arte participativo, curaduría  comunitaria, etnografía poética, prácticas narrativas

Medio: intervención de arte, altar, instalación textil

Cambios: espacio seguro, observatorio de violencia, reconocimiento de historias, curaduría comunitaria

Créditos: Sophia Arrazola, La Nueva Fábrica y comunidad de mujeres